Por Luisana Ramos/@Luverapi
Con información de El Confidencial.com

La explicación de que las mujeres perciben mejor que los hombres los colores, los matices y los detalles no solo es cultural, sino también biológica y evolutiva. Aunque se esté mirando a un mismo objeto, un hombre nunca lo verá de la misma forma que una mujer.
Ellas cuentan con un mayor número de células cónicas y cilíndricas en la retina, es decir, los fotorreceptores que detectan una amplia gama de colores. El cromosoma X se encarga de suministrar estas células detectoras, por lo que la ventaja de las mujeres se basa en que poseen dos, frente a los hombres que cuentan con uno.
Por otra parte, los hombres poseen una visión túnel, que les permite ver de forma más clara y precisa a mayor distancia, mientras que las mujeres se caracterizan por una visión periférica mediante la que perciben mejor los detalles cercanos, pero no los más alejados, según un estudio elaborado por el psicólogo de la Universidad de Brooklyn College Israel Abramov publicado por la revista Biology of Sex Differences.
Hombres cazadores y mujeres recolectoras

En el caso de las mujeres, su función de recolectoras les ha permitido una mayor capacidad para identificar y tener controlados todos aquellos objetos estáticos de su entorno. Los resultados del estudio Sex matters: men recognize cars and women recognize living things best publicado esta semana en la revista Vision Research reforzaban estas hipótesis al concluir que las mujeres son mejores que los hombres a la hora de diferenciar plantas, mientras que ellos tienen más capacidad para reconocer los diferentes modelos de vehículos en movimientos.
Respecto a la percepción de las tonalidades de los colores, que para las “mujeres recolectoras” era fundamental para no confundir ciertas especies herbáceas comestibles muy similares a las tóxicas, las diferencias de género son más que patentes. Los hombres no perciben con la misma intensidad los colores cálidos (en cuya percepción influyen las longitudes de onda) y no son capaces de diferenciar ciertas tonalidades. Así, un tono naranja, por ejemplo, puede parecerle más rojo a un hombre que a una mujer.
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