Por Andrés China
con información de vallartabanderas.com
Una de las adornos o decoraciones que no han perdido
vigencia través de los tiempos, han sido
los aretes que si bien en nuestro país son parte del entorno femenino, en el
llamado viejo continente incluidos África, Asia y Oceanía con sus excepciones,
son parte del atuendo masculino, incluso para muchos pueblos son parte de su
cultura que incluye también pinturas, collares, anillos.
De hecho cobraron más popularidad a raíz de que Jack Sparrow
el protagonista de Piratas del Caribe se volvió un icono hollywoodense de
virilidad, sagacidad y hombría
Más hagamos una retrospección de cómo, cuándo y por qué del
uso de los aretes, se convirtió en una necesidad para decorar nuestro cuerpo.
En el Oriente, los aretes han sido utilizados por ambos
sexos, en cambio en Occidente (incluyendo a Egipto e Israel) han sido
considerados tradicionalmente adornos de uso exclusivamente femenino.
En la antigüedad, como en las culturas griegas y romanas,
los aretes eran usados sólo por mujeres, y el arete utilizado por hombres fue
desde siempre un símbolo de que era oriental, en especial árabe. En Roma, los
aretes eran más complicados, pues incluían perlas y otras piedras.
La costumbre de utilizar aretes ha sido tan generalizada y
universal, que en la mayoría de las excavaciones de arqueólogos, tanto en
Egipto, Roma, Grecia, Europa, Asia y América, se han encontrado aretes de todas
clases. Los indígenas latinoamericanos usaban bastantes aretes de oro en el
caso de los Incas y en el caso de los Aztecas, más bien de jade y otras
piedras.
Durante los períodos del Renacimiento y del Barroco la moda
de usar un sólo arete se extendió por toda Europa. Además los piratas se
caracterizaban por usar dos aretes.
La areté (en griego αρετή) es uno de los conceptos cruciales
de la ética y la política de la Antigua Grecia sin embargo, resulta difícil
precisar con exactitud su sentido. En su forma más elemental, la areté es la
"excelencia" o "perfección";
Es un concepto vago que implica un conjunto de cualidades
cívicas, morales e intelectuales Según Hipias el fin de la enseñanza era el
“areté”, que significa capacitación para pensar, para hablar y para obrar con
éxito.
En la Grecia antigua podía hablarse indistintamente de la
areté de un soldado, de un toro o de un navío, aunque su uso para los objetos
inanimados es raro. Sin embargo, desde la Época Arcaica estuvo vinculado
especialmente a la posesión de las virtudes viriles, en especial la valentía y
la destreza en el combate.
Para los primeros griegos guerreros de hace más de tres mil
años el único camino era mediante hazañas en la batalla. El ejemplo clásico es
Aquiles, quien prefiere morir en combate antes que cualquier otra forma de
vida. Los griegos tenían mucho miedo al destino. El destino podía impedirles de
forma inmediata alcanzar la areté. Por ejemplo, un accidente, nacer ciego, o
nacer mujer imposibilitaba para conseguir hazañas en la batalla. También la
areté se relaciona con la astucia. En las obras de Hesíodo y Homero; cuando en
la Ilíada, Agamenón alaba a Penélope, lo hace en atención a la cooperación de
ésta con los propósitos de Ulises.
Hacia la época clásica —sobre todos los siglos V y IV a. C.—
el significado de areté se aproximó a lo que hoy se considera virtud en
general, incluyendo rasgos como la
'magnanimidad', la 'templanza' o la 'justicia'
La adquisición de la areté era el eje de la educación
(paideia) del joven griego para convertirse en un hombre.
Huellas de la concepción más restringida de la era arcaica
se pueden ver en el énfasis puesto en la disciplina y dominio del cuerpo
mediante la gimnasia, una de las actividades principales, y la lucha, pero una
formación acabada incluía también las artes de la oratoria, la música y
—eventualmente— la filosofía.
Si bien la posesión de la areté seguía mayormente
restringida a los varones de la nobleza —llamados por lo general aristoi,
"los buenos"—, a quienes estaba reservada la concurrencia a los
gymnasia, el análisis de los filósofos elaboró una sofisticada teoría de las
facultades espirituales que poseía tal adorno. Tanto Platón como Aristóteles
harían de la areté uno de los conceptos centrales de su doctrina ética ya que
representa todos los valores morales que debe manejar un hombre sabio.
…¿interesante verdad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario